lunes, 4 de enero de 2010

El cazador de autógrafos

Es la niña mimada de la nueva literatura inglesa. Con su debut, Dientes blancos, conquistó a los críticos de su país y ganó todos los premios que quiso (Whitebread para Primera Novela, el galardón Black Memorial James Tait para Narrativa, etc.). Sus seguidores crecen exponencialmente y ya no están recluidos sólo en el Reino Unido. Pues bien, los antecedentes indican que un lector que se precie de cosmopolita –más aún si es adulto joven- tiene la obligación de explorar la pluma de la londinense Zadie Smith. No leí la afamada Dientes blancos –desconfío de los libros tan ultra recomendados-, pero sí llegó a mis manos su segunda novela: El cazador de autógrafos. Es cierto, soy un lector exigente y me molesta profundamente perder el tiempo, pero también tengo mi lado masoquista y, por más que quiera dejar de leer un libro aburrido, lo sigo leyendo para ver si en algún minuto remonta.

Cinco, seis o siete veces estuve tentado de abandonar a Zadie Smith y su cazador de autógrafos. No sé si valió la pena, pero al menos lo concluí. ¿La trama? El nombre de la novela lo indica todo: Alex-Li Tandem es un joven de origen chino y judío que se dedica a comprar y vender autógrafos de celebridades de todos los ámbitos. También los consigue de primera mano y en algunas oportunidades, si son muy escasos, los falsifica. Está obsesionado con una olvidada actriz de la Edad de Oro de Hollywood, Kitty Alexander, que vive enclaustrada en un barrio de Brooklyn, Nueva York. Tandem, como buen cazador, quiere su firma a toda costa y no cejará en su búsqueda.

Luego de un prólogo prometedor, el libro se divide en dos. La primera parte muestra al protagonista en su barrio de Montjoy, Londres, donde se relaciona con un grupo de extraños amigos, que también participan del negocio de los autógrafos. En la segunda mitad, Tandem viaja a Estados Unidos a una Feria Internacional de autógrafos, pero con el deseo íntimo de encontrar a Kitty.














Para decirlo con todas sus letras: hasta la página 208 (que es donde termina la primera parte de la novela) el libro es un desperdicio. Me enseñaron en la escuela de Periodismo que debía evitar los adjetivos calificativos gratuitos (o aún mejor, que me olvidara de ellos), sin embargo me faltan palabras para juzgar esas benditas 208 páginas. No es que la pluma de Zadie Smith sea desdeñable, todo lo contrario, tiene facilidad para el diálogo y se nota que es inteligente, pero la historia que cuenta es irrelevante, no tiene ritmo y no hay ningún personaje (NINGUNO) que llame la atención o por último que genere algo de empatía con el lector. Smith, como además quiere demostrar que es culta y despierta, que conoce de cine y literatura, se exige demasiado y termina por experimentar en exceso con la estructura narrativa (muy fraccionada y confusa) y aburrir con citas de cultura general que no aportan gran cosa.

Se dice que después de un temporal viene la calma. Bien, en la segunda parte todo mejora: el relato gana en continuidad, hay episodios interesantes y el protagonista adquiere mayor peso y su mirada del entorno se hace más compleja e interesante. Este repunte coincide justamente cuando Tandem viaja a Nueva York y busca a su querida actriz de la que no se tienen noticias. La historia por momentos se torna delirante y aparecen notas de humor que contrastan con la sombría primera mitad del cazador de autógrafos. En este sentido, es vital el personaje de Kitty Alexander que le da vida a una trama que nunca termina por despegar.

En las últimas cincuenta páginas Zadie Smith pierde el control de su disparatada ficción. Los hechos se vuelven inverosímiles y el exceso de religión -con un afán moralizante, que es lo peor-, terminan por destruir cualquier buena intención literaria. No he leído cómo la crítica recibió esta segunda novela de la joven escritora británica de 34 años, pero para el caso poco importa. ¿Debo leer ahora Dientes blancos? No lo sé, pero al menos ahora tengo, como el título de una película de Hitchcock, más allá de una duda razonable.

Puntuación: *1/2

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